
08 Abr Feria de Sevilla: Descúbrela
Ya huele a Feria de Sevilla. Su Real se engalana con farolillos y flores de mil colores dejando un aroma a primavera en el que destaca el perfume a azahar. En el recinto ferial las casetas ya están decoradas y todo está preparado para que, en la «Noche del Pescaíto», su Portada se encienda y de la bienvenida a todos aquellos que la quieran visitar. Sevilla se convierte en el centro del mundo, un lugar mágico en el que poder disfrutar de buena compañía, buena comida, espectáculos de música y baile en cada rincón y una pasarela de trajes de flamenca y coches de caballos. La Feria de Sevilla no te la pueden contar, has de vivirla.
Pero, ¿Cuál es el origen de esta Feria? Existe un precedente que data de 1254, en el cuál Alfonso X daba permiso a la ciudad de Sevilla a realizar dos ferias en el año, una en primavera, en abril, y otra en otoño en el mes de septiembre. A ellas venían mercaderes a vender sus productos tanto es así que se pusieron controles aduaneros en los puertos cercanos a la ciudad y en el de Sevilla.
No fue hasta 1846, cuando dos empresarios enamorados de Sevilla, uno vasco, José María de Ybarra y otro catalán, Narciso Bonaplata, propusieron realizar una feria en Sevilla. Unos años antes, en 1842, Sevilla vivió un año terrible entre la invasión francesa y un huracán que asoló la ciudad, los sevillanos no estaban para muchas alegrías y el hambre comenzaba a hacer aparición. Así que esta feria de ganado y de productos a la ciudad le vendría de maravilla. La propuesta llegó a la reina Isabel II y el 5 de marzo de 1847 se aprobó la feria para los días 18,19 y 20 de abril. El primer recinto ferial fue El Prado de San Sebastián, por ser uno de los lugares más céntricos de la ciudad por aquel entonces.
En 1973 la feria cambia de ubicación ya que El Prado se quedó pequeño para tantas casetas. El nuevo emplazamiento es en el Barrio de los Remedios, donde está actualmente. La Feria ha sufrido varios cambios en su historia. En los años de la guerra del 37 al 39 fue suspendida, más tarde en 1953, su duración pasa de 3 a 6 días. Y su fecha va cambiando en función a la Semana Santa, por eso ha habido años en que se ha celebrado en mayo.
Ya en la actualidad, la Feria es un lugar para disfrutar, aunque también se hacen buenos negocios en ella. Sus calles llevan el nombre de 15 toreros de la provincia de Sevilla como: Curro Romero, José Gómez Ortega «Joselito el Gallo», Manuel Jiménez Moreno «Chicuelo», Juan Belmonte… Y alberga a unas 1040 casetas públicas y privadas en las que disfrutar durante una semana, si el cuerpo aguanta.
La Feria comienza un lunes con la tradicional cena de los socios de las casetas llamada «La cena del Pescaíto» y a las 12 de la noche se enciende la Portada, cada año inspirada en un edificio representativo de Sevilla, la Feria ya está inagurada.
El martes ya se comienzan a ver los trajes de flamenca y el paseo de caballos por todo el Real. Es una «competición» de coches tirados por caballos a cuál mejor. Un espectáculo para la vista por la belleza de los animales y la elegancia de sus cocheros. En las casetas se oyen sevillanas y entre copa y copa de fino y manzanilla y platos de jamón serrano y gambas se realizan múltiples reuniones de trabajo y buenos negocios. Si vas con niños a la Feria, una visita obligada es la Calle del Infierno donde se encuentran los cacharritos, las atracciones, y el circo, que hacen las delicias de pequeños y grandes.
Cuando cae la tarde los caballos desaparecen del recinto y comienza la noche en la Feria que se vive con mucha intensidad. Las calles del Real se iluminan de luces y colores, las casetas se llenan de buenos momentos de charlas y cenas, de música y bailes amenizados por los grupos y orquestas, y para que el cuerpo pueda aguantar el ritmo, lo mejor es tomarse un caldito de puchero con mucha hierba buena y a seguir viviendo la Feria de Sevilla.
El miércoles, el día central es cuando comienza a aumentar el número de visitantes que irá subiendo hasta el fin de semana con la llegada de los habitantes de las poblaciones de la provincia. El recinto puede llegar a superar el millón de visitas el viernes y el sábado. Vienen personas de todas partes del mundo atraídos por su magia y por su fama bien merecida.
Todas las tardes hay corridas de toros en la Maestranza, en los que los amantes de la tauromaquia disfrutan con las faenas de afamados toreros.
El domingo llega a su fin la Feria de Sevilla con un espectáculo de fuegos artificiales, junto al río Guadalquivir, que iluminan el cielo de Sevilla y hacen que los sevillanos comiencen a contar los días que faltan para la próxima.
Como ya os dijimos al principio, ven y vive la Feria de Sevilla… ¡que no te la cuenten!
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